El termino Ayahuasca procede de la lengua quechua y literalmente se traduce por la soga del muerto o soga del espíritu (aya es espíritu y huasca, soga). El Ayahuasca (banisteriopsis caapi) es una liana que en la región Amazónica es denominada “maestra de maestras” pues se le atribuye la capacidad de enseñar. Al mezclarla en decocción con hojas de chacruna (Psychotria viridis) y en proporción precisa, se constituye la pócima “Ayahuasca”, que tiene efectos psicoactivos y purgativos y representa la base del curanderismo amazónico occidental.
Esta bebida, de color marrón rojizo (variable según las características de la liana), sabor amargo, olor característico y consistencia algo espesa, es utilizada para aprender y para curar diversos males, al ser ingerida en sesiones colectivas y en condiciones rituales.
Esta medicina es un descubrimiento ancestral de los indígenas amazónicos y la mezcla demuestra un profundo y fino conocimiento, pues la liana Ayahuasca es rica en β carbolinas (harmina, harmalina y tetrahidroharmina) que inhiben la acción de la enzima monoamino oxidasa (MAO), que se encuentra naturalmente en el tubo digestivo y el hígado. Esta enzima destruye la Dimetiltriptamina (DMT), sustancia contenida en la chacruna, que compite con la serotonina por los receptores 5 HT1 y 2. Al ser bloqueada la MAO aumenta las catecolaminas endógenas y los niveles de seronina, al tiempo que la DMT, al no ser destruida, puede llegar al cerebro, donde produce un efecto psicotrópico intenso.
• MAO: son enzimas que catalizan la oxidación de monoaminas y la degradación de neurotransmisores – aminas (serotonina, noradrenalina). Se encuentran unidas a la membrana externa de la mitocondria en la mayoría de los tipos celulares del organismo.
• DMT: es la sustancia psicoactiva que existe, se encuentra de forma normal en la naturaleza, pertenece farmacológicamente a la familia de la triptamina.
La Ayahuasca se toma hace más de 12 mil años por los primeros habitantes de la amazonia que empezaron a buscar plantas medicinales para curar sus enfermedades, y así se ha ido trasmitiendo poco a poco de generación en generación.
Ayahuasca es considerada la maestra que cura males, que nos enseña, que nos corrige, que nos castiga (como una madre que nos riñe con el propósito de que dejemos atrás nuestras debilidades, nuestros lastres y mejoremos continuamente como seres humanos conscientes), que nos ama.
En el trabajo espiritual Andino – Amazónico, las comunidades nativas la consideran la “madre de las plantas” o del mundo vegetal, entendiendo el término “madre” no en su significado común, sino como el de origen y apertura hacia las demás plantas, el canal. Decir “madre de las plantas” nos remite a las primeras tomas que uno realiza en un contexto ritual y que varían en resultados, según el estado psicoemocional de la persona, el emplazamiento físico y las raíces del maestro que dirige la ceremonia.
Antes de la ceremonia es importante reflexionar acerca de las intenciones que te llevan a tomar la sagrada medicina de esta manera aceptaras tu participación antes, durante y después de la ceremonia con un corazón abierto con la gran capacidad de dar y recibir amor, ya que cuando abres tu corazón en ese mismo instante empiezas a abrir tu mente, estos dos elementos intrínsecos son dualidad universal que trabajaran junto contigo durante todo tu retiro y después de el mismo.
Las primeras visiones se presentan normalmente, después de una fuerte mareación que lleva al paciente a vomitar la pócima (no en todos los casos) con el propósito de limpiar energéticamente al paciente eliminando por este medio toda impureza contenida en el cuerpo y espíritu, esto es parte del proceso natural de la ceremonia de Ayahuasca y puede presentarse alrededor de 30 o 40 minutos después de ingerir la medicina.
Cuando una persona toma por primera vez Ayahuasca puede sobrecogerse por la gran cantidad de información, visiones y espíritus del mundo natural (animales, plantas, etc.) que recíprocamente observan sus visiones y que se mezclan, en última instancia, con todos sus miedos originados al enfrentar su interior, las debilidades, dudas y temores. Este miedo es más grande cuanto mayor es el alejamiento de la persona del mundo natural y, en verdad, de la gran realidad que nos rodea. Por eso algunos maestros aseguran que la Ayahuasca es un gran desalucinador.
Posteriormente, la persona experimenta una lucidez mental desacostumbrada y una paz interior, a la vez rodeada de visiones más suaves.
• Desalucinador: Desalucinador con respecto a los conceptos erróneos sobre la vida y nosotros mismos introducidos en nuestra mente a través del proceso “socializador”.